Cuántas veces elegí envenenarme con el miedo, enojo, comida, relaciones tóxicas, autolimitaciones….
 Pensamos que somos libres y hacemos lo que se nos ocurre, La libertad verdadera viene de conocernos, mirarnos hacia adentro, escuchar nuestra narrativa (que la mayoría del tiempo ni la podemos escuchar)…
 Ir más allá, observar cómo actuamos, que tipo de relaciones construimos, que emociones aparecen en cada nueva escena…
 Cuando más miramos hacia nosotros mismos para autodescubrirnos, más respuestas claras y simples llegan. Sin esfuerzo, sin devanarnos los sesos.
 La vida se pone a nuestro servicio cuando humildemente reconozco que soy un Aprendiz, ¡que el proceso de hacer y equivocarme es Vivir!
 Nada es fácil, tampoco imposible, ir sorteando cada obstáculo fue y será aprendizaje…
«Mi mundo interno es sagrado»